Con un estilo muy fluido y un lenguaje muy cercano al periodístico, Cendrars nos cuenta la vida de un hombre extraordinario: el escritor y aventurero Jean Galmot que, después de amasar una enorme fortuna en la Guayana, llega a conocer la prisión y la ruina. Al dibujar el retrato de un hombre idealista atrapado por su innato sentido de la libertad, el autor logra construir una especie de Quijote paradójico en lucha contra los poderes coloniales.
Diputado por Guayana, Jean Galmot fue acusado de especulación en el affaire del ron de 1919, y durante el proceso, en el que se defendió a sí mismo, se presentó como un empresario altruista atrapado por las maniobras hostiles de los grandes grupos financieros del mundo parisino. Acorralado, proclamó su amor inquebrantable por el pueblo de Guayana, que lo llamaba «papá Galmot», y juró defender su libertad hasta la muerte.
Blaise Cendrars (1887-1961) es el perfecto exponente de la identidad entre el arte y la vida. A los dieciséis años abandona los estudios. Un viaje a Rusia le inspira la escritura sincopada de Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France, ilustrado por Sonia Delaunay. «No mojo mi pluma en la tinta, sino en el río de la vida», declara. En estos tiempos de bohemia abandona el nombre de Frédéric-Louis Sauser y escoge el de Blaise Cendrars, «despues de las brasas, las cenizas».
Ya en París, frecuenta a la vanguardia artística y literaria: Apollinaire, Chagall, Braque, Modigliani (que pintó el retrato que ilustra la cubierta de este libro), Picasso, Soutine. Pierde el brazo derecho en la Gran Guerra y desde entonces escribe con la mano izquierda. Se apasiona por el periodismo de investigación y publica novelas como L?Or (1925), Moravagine (1926) y Ron (1930).
A partir del 1945 Cendrars desarrolla un estilo que será referente para la nueva generación de escritores. Publica la famosa trilogía L?homme foudroyé (1945), La Main coupée (1946) y Bourlinguer (1948), amalgama de autobiografía, novela, hechos históricos, relato de aventuras y poemas en prosa.