Enero de 1953. Eisenhower está a punto de ser investido presidente de Estados Unidos, en un momento en que la guerra fría se encuentra en su punto más álgido. Los informes que se reciben desde el otro lado del telón de acero sobre la salud mental de Stalin son cada vez más alarmantes, y se teme que reinice sus horribles purgas. Además, se cierne sobre Occidente la amenaza de una nueva guerra mundial, pues el proyecto de investigación nuclear soviética está llegando a su fin.