El centenario del 98 es una magnífica excusa para recordar que, junto a los escritores y pensadores, existió también una generación de pintores en cuya obra se refleja plenamente el debate, entonces suscitado, entre dos concepciones de España: la negra, intrahistórica, tejida de esencias trascendentes, y otra más luminosa, mediterránea y cosmopolita. Calvo Serraller analiza en profundidad la vida, la obra y la recepción crítica de maestros tan emblemáticos como Romero de Torres, Zuloaga y Solana, a la vez que estudia la compleja relación de la pintura española con el simbolismo, o las ideas estéticas de Valle-Inclán, Unamuno o Manuel Azaña. Con esa rara por infrecuente mezcla de erudición y soltura expositiva a la que nos tiene acostumbrados en sus múltiples artículos, despliega ante el lector la riquísima gama de temas e interrogantes que confluyeron en las paletas de esos artistas: desde la angustiosa necrofilia de Gutiérrez Solana hasta la brillante y rotunda sensualidad de Joaquín Sorolla, pasando por el estilizado mundo de coplas y mujeres fatales de Romero de Torres. He aquí, pues, un libro destinado a aportar nueva luz no solamente acerca del debate de la España negra, sino también sobre las relaciones entre pintura y literatura, desde la corriente simbolista hasta el modernismo, el 98 y el primer arranque de las vanguardias.