Peter Handke, Premio Nobel de Literatura 2019Gregor Keuschnig ya no es un diplomático sino un escritor, asentado en la «bahía de nadie», un lugar boscoso cercano a París, en el que se reúne con unos amigos con los que inicia un viaje de exploración del pasado y de sí mismo. Gregor Keuschnig se halla sumido en un proceso de transformación, su nombre de pila recuerda al del protagonista de Kafka en La metamorfosis. Pero la transformación propuesta por Peter Handke en esta gran novela tiene un signo distinto, viene a ser el intento de proponer una vida digna del hombre, la abolición definitiva de las «costumbres» que han llevado a la barbarie, a Auschwitz. El año que pasé en la bahía de nadie tiene algo de rendición de cuentas sobre lo que es escribir y sobre la posibilidad o imposibilidad de una «transformación» en y por la escritura. Siguiendo un camino que ya conoce el lector de las últimas obras de Peter Handke, y que admirará sin duda a quien se acerque por primera vez a él, en esta novela encontramos un minucioso ejercicio de la mirada, de la descripción-narración. Los objetos que pasan ante los ojos de Keuschnig-Handke son los que escapan a la mirada de casi todo el mundo, los que están en los «espacios intermedios» todavía velados por las apariencias.