«A mi narración de un viaje de invierno por la Serbia de finales del año 1995, ahora, más de seis meses después, tal vez sea necesario agregarle un apéndice... ¿Qué es lo que se conoce? ¿Y se conoce también la historia anterior? ¿Hay en alguna parte alguien, una instancia, que investigue la pre-historia en vista a algo que no sea el desmemoriado Moloch de la Actualidad? ¿Quién quiere comprender? ¿Hay alguien que quiera comprender? Estudiar la historia anterior, o la historia en general, tenerla ante los ojos y ponerla de manifiesto podía ayudar a aclarar algo, sin duda, y llevar la cuestión un par de peldaños por encima del redoble de actualidades. Pero ello -y esto es, por lo menos, una experiencia personal al estudiar la historia, la Yugoslavia, durante los últimos tres o cuatro años- no aportó claridad alguna, no aportó ninguna luz, todo lo más una centella pasajera o más bien una mera lucecita. De la mano (¿mano?) del estudio de la historia, ¿no acababa uno moviéndose sólo en círculo, o más bien en zigzag y, en lugar de ver más con la ayuda de aquél, acababa uno moviéndose en un laberinto, en un laberinto casi sin luz?»